A diferencia de lo que todos piensa, las aplicaciones como Whatsapp, Instagram, Facebook, Telegram y muchas otras no son gratuitas. Los usuarios «pagan» con su información, con datos que los dueños de estas empresas pueden comercializar a terceros ya que los usuarios con tal de usar estas aplicaciones no priorizan la protección de datos.
Whatsapp recientemente debió posponer las modificaciones a sus políticas de privacidad por la gran pérdidas de usuarios y el descontento que generó a informar que al igual que Instagram y Facebook, se compartiría información para mejorar los sistemas de segmentación comercial. La empresa de Mark Zukerberg vio cómo en en pocos días millones de usuarios se fueron a otras opciones de mensajería como Telegram, mensajero que ganó 25 millones para rebasar los 500 millones de usuarios activos.
La BBC entrevistó a Carissa Véliz, una experta en protección de datos y privacidad. La autora de «Privacy is Power» (La privacidad es poder) sostiene que el cambio de WhatsApp es bastante intrusivo, pero que el verdadero «buitre de los datos» es su empresa propietaria: Facebook. Comentó al medio.
Para la experta el recibimiento tan negativo por parte de los usuarios, además de lo intrusivo de las nuevas políticas, es el rompimiento de la promesa de Facebook, de no comercializar los datos del mensajero que adquirió en 2014. Hecha la compra de Whatsapp afirmó que nunca incluiría a la app en sus sistema de anuncios y por ello no habría ni comerciales dentro de la aplicación, ni la venta de datos.
Entre los cambios que se proponían en el nuevo contrato de Términos y Condiciones, la aplicación recolectaba diferentes metadatos para identificar a los usuarios, como, foto de perfil número telefónico, contactos, nombre, uso del móvil y estado de la batería. El aceptar estas condiciones de uso no daba opción a elegir qué datos compartir, la autorización era plena, sin opción de negociar.
Las empresas han demostrado que con sólo un poco de información, son capaces de conocer preferencias políticas, orientación sexual, patrones de consumo, adicciones y mucha información más que pone en peligro la privacidad de las personas, opina en la entrevista, Carissa Véliz.
En este texto que es un tanto extenso, pero por demás interesante, concluye que la pelea para defender los usuarios contra las grandes empresas, no está pérdida. Existen muchas iniciativas que tratan de exponer abusos e informar a más personas de cómo aceptar ciega e incondicionalmente los términos de aplicaciones o páginas web, vulneran tus derechos, derechos básicos como la privacidad.